Los análisis del terreno ,obligaron a situar la obra arquitectónica retirada del borde del acantilado. Esta fue pensada como una pieza cúbica compacta sin una escala determinada ni referencias que suavizaran su dureza.
Una vez establecida la posición del volumen, fue necesario
elevar el suelo hasta recuperar al menos dos cosas: la sensación de un podio
natural rodeado de nada y esa lectura morbosa y en primer plano del pie del
acantilado, donde revienta el mar contra las rocas. A su vez, el suelo
interior fue dividido en tres plataformas ,que se adaptan a la tipología natural.
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